Lo han conseguido. El Real Madrid se ha hecho con el primer título de la temporada en una reñida final contra el Barcelona que recordó uno de los mejores momentos del baloncesto europeo de siempre. Y probablemente no sea el último, si tenemos en cuenta la excelente, brillante, prácticamente perfecta temporada que llevan los chicos de Laso. Esta copa del Rey no es más que el primer plato.

El escenario de operaciones de toda esta espectacular fase final de la Copa fue el Palacio de Deportes Carpena, de Málaga, donde el domingo 9 se produjo el desenlace final (nunca mejor dicho) entre los eternos rivales, ante 11.000 personas. Por un punto, y en el último segundo. Nos dicen que es el guión de una superproducción hollywoodiense y nos parece demasiado perfecto, demasiado americanada. Pues no.

Todo comenzó con unas muy serias eliminatorias entre Real Madrid y Herbalife GC, Barcelona e Iberostar Tenerife. Los equipos canarios hicieron lo que pudieron ante equipos muy superiores tanto sobre el papel como en el campo. El Barcelona ya advertía de que no iba a ponérselo fácil a nadie con su 102-60 a los chicharreros. En semifinales tampoco tuvieron piedad con CAI Zaragoza y Valencia Basket.

El partido culminó in crescendo una atmósfera muy competitiva

Los equipos rivales sacaban pecho para la final. El Madrid llegaba con una primera vuelta de liga perfecta y la mejor racha conocida (31 victorias seguidas antes del CSKA). El Barcelona se ha metido en las últimas quince finales ACB. Ambas escuadras llegaban con todos sus efectivos y con la rivalidad a flor de piel. Incluso había empate a títulos de copa, 23 en cada bando.

Era el día D, la hora H. Arrancaba un partido reñidísmo en el que la mayor ventaja por cualquier bando fue de cuatro puntos. Rudy y Mirotic tiraron del Madrid, con Reyes en defensa, mientras el Barça se centró en el trabajo de los pívots (sobre todo Tomic) y de un Abrines desabrochado. La escasa puntería blaugrana desde la línea de libres pudo ser clave.

La intensidad marcó todas las acciones del partido hasta que en el último cuarto los culés meten el turbo y la ventaja madridista se evapora. En el infartante último minuto, el Barça se coloca un punto por delante y no será hasta el último momento cuando la fina muñeca de Llull voltea la tortilla. Mirotic fue el merecido MVP en dos plantillas llenas de MVPs. Esto es basket, esto es emoción.