“La niña del gancho”, una leyenda del básquet femenino

Esa era su especialidad, el gancho, y lo hacía con destreza y elegancia; por eso a Encarnación Hernández se le conocía como “la niña del gancho”. Así la llamaban en los seis equipos en que jugó. Hoy a sus 97 años, y retirada de las canchas desde hace 60, sigue viviendo con la misma pasión su deporte predilecto.

Esta murciana de nacimiento (nació en Lorca, en 1917) pasó gran parte de su niñez y su vida en Barcelona, ya que se trasladó a la ciudad condal con su familia cuando apenas tenía 10 años de edad. Comenzó a jugar a los 13 años, en una época donde este deporte aún no se había terminado de afianzar.

baloncesto

Encarnación Hernández es una pionera del baloncesto de nuestro país que ha dedicado su vida a este deporte. Es por esto, por lo que la Federación Española de Baloncesto homenajeó a “la niña del gancho” el mes pasado, en un emotivo acto al finalizar el Foro 2014-AS.

Seis equipos

Esta entrañable ancianita (solo por los años, porque ella se siente muy joven de espíritu) ha pasado en su carrera por seis equipos. El primero lo fundó junto a quien sería su marido, Jesús Planelles, en el barrio donde se instaló en Barcelona. Fue el Atlas Club. Así que inició la trayectoria en un rudimentario campo de baloncesto construido junto a sus compañeros.

Al terminar la guerra civil continuó jugando en el equipo de la Sección Femenina. Después pasó por el Layetano y el Cottet y jugando en el Club Femeni de Esports ganó la primera Copa de Cataluña. Llegó a jugar con el Barcelona y en el pasó los últimos nueve años como baloncestista.

Una entrenadora de lujo

Encarnación Hernández recibió, incluso, una llamada del SEU italiano que rechazó. En cambio, se convirtió en la primera entrenadora de baloncesto de España, cosa de la que se ha mostrado orgullosa.

En 1946 obtiene el título de instructora, y fue precisamente esto lo que necesitaba para ejercer de entrenadora. Sin embargo, un poco más tarde, en 1953, dejaba el baloncesto de manera activa para dedicarse a su otra pasión: la familia.

Pionera y con una fuerza y sentido del humor para su edad se siente tremendamente complacida de que baloncestistas actuales como Amaya Valdemoro o Elisa Aguilar y Laia Palau vayan a visitarla regularmente y compartan con ella sus experiencias, tanto vitales como las propias de la profesión.