Precariedad económica en los clubes

Por segundo año consecutivo los equipos que por méritos deportivos deberían subir a primera categoría pierden su oportunidad por no poder hacer frente a los requisitos económicos que se deben aportar al ingresar en la élite del baloncesto.

Este año la Liga Endesa pierde al Ford Burgos y al Lucentum Alicante y en la temporada anterior fueron el Menorca y el CB Canarias lo que tuvieron que quedarse atrás.

En este caso la normativa exige que se ofrezca a los equipos que iban a descender su continuidad en la primera división. Así pues este año seguiremos disfrutando del Gipuzcoa Basket de San Sebastián y el Bruixa d’Or Manresa.

Lo que cuesta jugar en la Liga Endesa

Militar en la primera división sale realmente caro. El Burgos necesitaba aportar 4’7 millones de euros, una parte de los cuales serviría para cubrir el fondo de garantía de ascensos y descensos.

Además, debía cambiar su razón social y pasar a ser Sociedad Anónima Deportiva y aportar un pabellón con capacidad para 5.000 espectadores, que es la capacidad mínima que se exige. Este habría sido su primer año en la máxima categoría, así que la decepción entre sus seguidores es inmensa.

Por su parte, al Lucentum Alicante, recién salido de un proceso concursal, le ha sido imposible aportar los 1’7 millones necesarios para cubrir el fondo de garantía.

Y la recaudación bajando

La situación de los clubes es preocupante, y más si consideramos que la asistencia esta temporada a los pabellones ha sido un 3’7% inferior a la del año anterior.

Pero si la situación en la liga masculina es precaria, en el baloncesto femenino es aún peor. Para que nos hagamos una idea: 7 de las 12 jugadoras de nuestra selección, que es la recién campeona de Europa juegan en ligas extranjeras.

Clubes desapareciendo

Y lo que es aún más grave: el sexto clasificado en la última edición de Liga acaba de desaparecer. El Navarra no ha conseguido encontrar patrocinadores para esta temporada ni la garantía por parte de las Administraciones de aportar subvenciones que les sustentaran.

Esta es la realidad de muchos clubes, no sólo en el baloncesto. El Balonmano Atlético ha desaparecido también por razones económicas.

O luchando por su permanencia

En fútbol sala, el Caja Segovia se ve obligado a permanecer en segunda para evitar su desaparición al no tener el apoyo de su tradicional patrocinador: Caja Segovia, ahora integrada en Bankia.

En el cliclismo, el Euskaltel lucha por encontrar un socio que cubra la parte que subvencionaban las instituciones.

La salud de nuestro deporte se resquebraja y no sabemos cuándo podrá curarse.